La profesora de Nivel Medio se refiere a uno de los temas del momento: la lucha salarial de los maestros y las opiniones de quienes no lo son.
*Por Laura Berardo
Como todos los años, para esta época, los docentes debemos vivenciar este clima de incertidumbre pre inicio de clases que embarga a toda la sociedad. Me preocupa la situación salarial, como a cualquier trabajador, y tengo la suerte de que en mi familia sean dos los sueldos que ingresan mensualmente, pero también debo ser consciente de que la realidad económica de nuestro país determina que esa situación puede cambiar en cuestión de segundos, y que mi humilde sueldo docente puede pasar a ser el sostén de mi hogar, como lo es el de tantos compañeros.
Sin embargo, más allá de las cuestiones monetarias, hay una realidad que se hace visible siempre para esta época, y me preocupa aún más que mi futuro sueldo a cobrar. Hablo de la respuesta poco solidaria de gran parte de la sociedad, hablo de la subestimación evidente hacia el docente que se manifiesta en esas nuevas ´directivas políticas´ y en el apoyo popular que generan. Que cualquiera se ofrezca para dar clases en los días de paro demuestra el pensamiento de muchos que florece en este momento crítico y se clava como un puñal en el corazón del verdadero profesional docente. Sí, señores, el docente es un profesional como lo es un médico, un contador, un abogado, un ingeniero… Un docente, para serlo, debe estudiar mucho más que cuatro años, capacitarse en cuestiones didácticas y pedagógicas permanentemente, y no sólo tener un poco de conocimiento, es mucho más que una ´vocación´ como tantos afirman.
La ´vocación´ es necesaria, pero no alcanza, no surge de la nada, se afianza en la profesionalización. Y podrán refutarme entonces que hay docentes poco ´profesionales´, también es verdad, quizá por eso hemos perdido el prestigio que alguna vez tuvimos. Lo mismo sucede con tantas otras profesiones, los hay buenos y malos, responsables y no… No se puede generalizar en ningún ámbito laboral, y en ningún aspecto de nuestras vidas.
Pero esa descalificación social hacia el docente me duele y me preocupa mucho más que el porcentaje del supuesto aumento salarial; porque los arreglos gremiales y políticos, no curarán la herida y la grieta entre gran parte de la sociedad, y el trabajador de la educación.
Que mucha gente piense que quien está frente a un aula es ´cualquiera´ y puede ser ´cualquiera´, duele, hiere a quien le pone todo el empeño a su profesión. Podrán no apoyar la lucha del trabajador docente que reclama por sus derechos como cualquier trabajador, podrán generalizar falacias de pocas horas de trabajo y varios meses de vacaciones, podrán pensar lo que los medios y el sistema político de turno imponga; pero también deberán ser conscientes de que mientras se subestime al docente, se está subestimando, nada más y nada menos, que a la EDUCACIÓN, uno de los pilares más importantes en la formación de la persona, y en la conformación de un país.
Foto: La Verdad.