En diciembre, el delantero Mauro Iván Óbolo (nacido en Arroyito el 28 de septiembre de 1981), se retiró del fútbol profesional a los 35 años en Belgrano de Córdoba. Tuvo una extensa carrera y eso quedó demostrado en la manera en la que fue homenajeado el domingo 2 de abril por el club AIK de Escocolmo, durante un partido de la liga de Suecia. Allí, Mauro fue recibido como una leyenda y aplaudido de pie por todo el estadio.
Mirá el video:
En 2007 Óbolo llegó al AIK, jugó dos años y medio y obtuvo sus dos primeros títulos: la Liga y la Copa de Suecia. Fue titular indiscutido y marcó un total de 28 goles en 80 partidos. También estuvo entre los candidatos a ser elegido en los Premios de Fútbol Sueco como mejor jugador, compartiendo la candidatura con Zlatan Ibrahimović, Marcus Berg y Tobias Hysén.
Su desempeño fue tan bueno que en algunos medios locales rumorearon por aquellos tiempos que se habían iniciado los trámites de ciudadanía para convocarlo al combinado sueco.
Mauro Óbolo, en primera persona
«Siempre me gustó ser delantero, incluso cuando empecé a jugar en el club de mi ciudad, Arroyito, en el noreste de la provincia de Córdoba, cerca del límite con Santa Fe.
«Allá me ponía la camiseta verde del Club Deportivo y Cultural Arroyito, hasta que en 1995 vino Jorge Griffa e hizo una prueba para buscar promesas. Dijo que empezaría a trabajar en las Inferiores de Boca si Mauricio Macri ganaba las elecciones y se dio todo: quedé entre los elegidos y en 1996 jugué en la Octava de Boca. Tenía 14 años. Fue el año en que las Inferiores de Boca se reforzaron con un millón de chicos: Riquelme venía de Argentinos, por ejemplo. Jugué poco en Boca, era suplente, y a veces ni siquiera eso. A fin de ese año me dejaron libre. Me volví a Córdoba sin club, y a las dos semanas me contaron que Vélez probaba pibes. Uno de mis técnicos en Arroyito, Roberto Barreda, tenía un contacto con el coordinador general de las Inferiores de Vélez. Y fui otra vez a Buenos Aires y ahí sí quedé. En mi ciudad había tenido entrenadores que me enseñaron mucho la técnica, como Barreda y Héctor Lobo y además, lo único que hacía era jugar al fútbol. Volvía del colegio y estaba todo el día con la pelota. Me apasionaba. En el ’97 empecé a jugar en la Séptima de Vélez y en el ’99 di el salto a Primera: fue contra Gimnasia de Jujuy, de visitante, y ganamos 2 a 1. Jugué diez minutos y entré por el Roly Zárate. Yo tenía 17 años y estaban todos los grandes, tipos que habían ganado un montón de títulos: Chilavert, Sotomayor, Cardozo, Bassedas, Camps, Pandolfi. Seguí en la Primera de Vélez dos años, hasta mitad de 2001.
«Estuve dos años en las selecciones juveniles. Jugué el Sudamericano Sub 20 de 2001, en Ecuador. Quedamos segundos, pero igual Argentina ya estaba clasificada al Mundial. Yo jugué casi todos los partidos. Pero durante los seis meses siguientes no tuve lugar en Vélez y Pekerman no me convocó al Mundial. En Vélez no tenía lugar y me mandaron a préstamo a Belgrano, justo el equipo del que siempre fui hincha. A Belgrano lo iba a ver siempre y en 2001/02 fui jugador. Me fue bien en lo personal, la gente me quería y jugué muchos partidos, que era lo que necesitaba, pero descendimos.
«Me surgió una chance para ir al Piacenza, que estaba en la Serie A de Italia, pero no jugué casi nada. Fui titular contra el Lazio de Crespo, Sorín y otros argentinos. No hice ningún gol en el año, pero yo disfrutaba todo. Hasta ser suplente contra Juventus y el Milan, en el Giuseppe Meazza, ya era espectacular. Pero yo me tuve que volver a la Argentina.
«Vuelvo a Vélez para la temporada 2003/2004. Convertí un par de goles, pero no nos fue bien, ni al club ni a mí y encima me lesioné. Tenía que buscar otro club para encontrar más minutos de juego y en eso apareció Lanús. Estuve a préstamo, los primeros meses fueron aceptables, sacamos muchos puntos e hice algunos goles, pero después vino Néstor Gorosito como técnico y perdí mi lugar. Cuando volví a Vélez tampoco me tenían en cuenta. Había que buscar otro club.
«Para la 2005/2006 me fui al Burgos, de la Segunda División B, o sea la tercera categoría de España. Me fue bien porque jugué todo el año, hice 10 goles. El problema fue que después de aquel torneo no salió nada más en Europa y tenía que volver a Vélez; pero el técnico no me quiso. De hecho, ni siquiera me dejaron entrenar. Me dieron el pase libre y llegué por primera vez a Arsenal. Era para la temporada 2006/2007.
«Gustavo Alfaro era el técnico e hicimos una campaña bárbara, de más de 60 puntos, y clasificamos para la Libertadores y la Sudamericana, que después el club terminaría ganando (en diciembre de 2007). El tema fue que a dos fechas para que terminara el torneo, el club no me hacía ningún ofrecimiento concreto para retenerme. Le pregunté a mi representante qué hacíamos y él me dijo que la única oferta era de Suecia, del club AIK de Estocolmo. Estuve dos años y medio y fue una experiencia bárbara, a tal punto que tenía decidido quedarme un tiempo más. Fui campeón dos veces, de la Liga y de la Copa de Suecia, y hasta estuvimos cerca de jugar la Champions League. El campeonato sueco se juega de marzo a octubre, y después estás cinco meses sin jugar porque las canchas quedan congeladas, pero igual seguís entrenándote, salvo en diciembre, que es el mes de las vacaciones.
«Los hinchas se portaron un fenómeno desde el comienzo y me adapté bastante rápido, pese a que el invierno es durísimo: a las 3 y media de la tarde ya se hace de noche. El club me puso una traductora y al final ya hablaba y leía sueco bastante bien. El AIK es el club más popular de Suecia y en los buenos momentos iban 25 mil personas a la cancha, así que eso también ayudó a que estuviera muy contento: llegué cuando el equipo andaba mal, peleando el descenso, y después lo sacamos campeón por primera vez en 10 años, por eso al final ya era medio referente del equipo. Hasta hubo un rumor acerca de que me querían nacionalizar para la selección de ellos, pero no pasó de ahí. Estaba bien, vivía en Estocolmo, a cinco kilómetros del centro y quería quedarme, pero apareció Arsenal, me quiso comprar el pase y el AIK aceptó.
«Volví en enero de 2010 y Arsenal me hizo un contrato por tres años. El Clausura 2011 fue mi mejor temporada: nunca había hecho 8 goles en un torneo. Además les convertí a Boca y a River».
Entre 2012 y 2015 Óbolo jugó en Godoy Cruz de Mendoza y en la Universidad Católica de Chile, hasta que regresó al Club Atlético Belgrano de Cordoba, donde finalizó su contrato y decidió no seguir jugando. En sus dos ciclos en Belgrano, Óbolo jugó 93 partidos y marcó 14 goles.
Fuentes: mundod.lavoz.com.ar / elgrafico.com.ar / calcio.com