Mariano Acosta afirma que los reclamos de vecinos autoconvocados llegaron luego de un “cóctel explosivo».
En nuestro país (también en Uruguay) en las zonas camperas y en aquellas que rodeaban a los asentamientos urbanos solían darse alertas que algún desprevenido se había encontrado con la “luz mala”. Se atribuía su aparición al alma de algún difunto que no había tenido cristiana sepultura y ante su encuentro se recomendaba decir una oración, morder la vaina de un cuchillo y, en casos extremos, enfrentarla con un arma blanca ya que eran inmunes a las de fuego. Superstición o no, la aparición nocturna de una luz brillante que flota a poca altura del suelo, es parte de nuestras historias populares.
La Ley Provincial 8835 del año 2000, conocida como Carta del Ciudadano, creó el Ente Regulador de los Servicios Públicos (Ersep) cuya función es regular y controlar los servicios públicos provinciales: agua potable, energía eléctrica, transporte interurbano de pasajeros, entre otros; quedando excluidos de su órbita los servicios públicos de carácter nacional o municipal. Si bien es un organismo autárquico, depende del ministerio de Agua, Ambiente y Servicios Públicos de la Provincia. En el año 2017 casi el 70% de los reclamos sobre los que debió expedirse fueron sobre energía eléctrica.
Sólo con ingresar a la página web de este organismo, ersep.cba.gov.ar, al sector de “Prestadores” y hacer clic en “Arroyito” se accede a las “tarifas a aplicar a los servicios, suministros o consumos de energía eléctrica…” de los 9.348 usuarios distribuidos entre nuestra Ciudad y los parajes de El Fuertecito y la Curva. El último cuadro tarifario se aplica a los consumos producidos a partir del 1 de febrero de 2018.
El detalle es exhaustivo y sólo denteniéndonse en una de sus categorías, la Residencial (la de nuestros domicilios), advertimos que el cuadro tarifario tiene muchas variantes que van de un valor de kWh (kilovatio por hora) de $2,57 a $ 3,48 y un cargo fijo mensual que va de $27,21 a $ 32,01, escala que se fija en ambos casos según el consumo. A estos valores debemos sumarle el 21% del IVA. El año pasado el Ersep dictó ocho resoluciones autorizando el incremento de la energía; en lo tres meses del 2018, dos.
En ese cuadro tarifario también se indica la manera de facturar el “Cargo Transitorio para Arroyo Cabral y Obras Asociadas”, el “Cargo Transitorio por Obras de Infraestructura y Desarrollo del Norte y Noroeste Provincial” y el “Cargo para Obras de Infraestructura Eléctrica”. Remarco transitorio, porque como ya lo sabemos, de “transitorios” sólo tienen el título.
Junto al cuadro tarifario para nuestros domicilios, también se prescriben las tarifas comerciales, industriales, de alumbrado público, para clubes, para el sector rural, los grandes consumidores y para la energía prepaga.
La conformación de este órgano de control (con mayoría oficialista, hoy Unión por Córdoba, mañana la que resulte de las elecciones) implica en la práctica que todos los pedidos de incrementos de tarifas son y serán aprobados casi sin discusión. De autarquía, poco y nada.
Este mismo organismo que no dudó en autorizar ocho incrementos en 2017, es el que ahora muestra como propio el logro de “transparentar” los costos de la energía ordenando a las distribuidoras del servicio, en nuestro caso la Cespal, “[…] efectuar su facturación en forma independiente a cualquier otro concepto que resulte ajeno o no asociado a la prestación del servicio de energía eléctrica.”. En la práctica siginifica que la Cespal deberá reconsiderar la percepción, por ejemplo, del aporte a Bomberos o al Hospital que en conjunto representan el 5% de la facturación.
De golpe y porrazo el Ersep, que funciona desde el año 2001, se “despertó” y recordó que es regulador de los servicios que se les brinda a los ciudadanos y que podría haber facturaciones encubiertas y excesos de facturación por parte de los municipios.
Lo que no se dice con claridad. Lo que no se quiere escuchar. El verdadero problema no está en 2,5% que aportamos al Hospital. Está en que desde 2016 llevamos 14 incrementos autorizados en el valor de la energía eléctrica y en que descubrimos que en realidad éramos muchos los “subsidiados”. Está en la deficitaria Epec, cuyos costos pagamos entre todos. Mientras los “[… ] subsidios cubrieron la mayor parte del costo de la energía, dilapidar recursos fue una práctica cuyas consecuencias no detonaron las facturas domiciliarias. Pero el brutal ajuste nacional en materia de tarifas finalmente le estalló a Schiaretti”, dice Virginia Guevara en La Voz del domingo 25 de marzo. Está en el desequilibrio tarifario entre la Capital, las grandes ciudades y el interior. Tres poderosas razones que echan por tierra el argumento falaz de que el problema esté en 2,5% de nuestros Bomberos.
Sin la acción de la Cespal en estos más de 60 años no tendríamos ni la mitad de las obras y los servicios públicos que poseemos en nuestra ciudad. Pongamos las cosas en su lugar: la Cespal construye pavimiento, edificios sanitarios y escolares, salas velatorias, redes cloacales, presta los servicios de TV, telefonía e internet porque: 1– Quien tiene que hacerse cargo no lo hace, no lo sabe hacer o no lo puede hacer mejor; 2– Sigue siendo la única en condiciones de hacer esas obras y/o prestar esos servicios razonablemente y, algo no menor, cobrarlos. No hace falta tener mucha imaginación para hacerse una idea en relación a cómo hubiera resultado el cobro de todas esas obras y servicios si no hubiésemos tenido una Cooperativa con capacidad de cargarlos en la “boleta de la luz”.
Esto no exime al actual Consejo de Administración de la Cespal y al municipio de los justos reclamos hechos por los vecinos autoconvocados. Una administración que implica a casi 10 mil socios no puede ser hecha “a distancia”. Exige tiempo y presencia. Eso deberían saberlo quienes asumieron libremente el compromiso de administrarla. Así como los asociados deben cumplir con sus compromisos de pago, quienes administran deben atender sus necesidades disponiendo canales adecuados para receptarlas y resolverlas.
El cóctel explosivo de tarifas descontroladas, reacción tardía de las autoridades cooperativas y municipales (que los puso a la cola de los reclamos) y decisiones demagógicas del Gobierno Provincial que traslada los costos pero no los recursos, nos pusieron en una situacion de todos contra todos, donde detrás de los justos reclamos de los usuarios se esconden –como la luz mala – oportunistas carentes de toda representatividad.
Profesor licenciado Mariano Oscar Acosta