Hantavirus: actualización epidemiológica y clínica “Hospital Dr. Carlos J, Rodriguez”

La Municipalidad de la ciudad de Arroyito a través del Hospital Municipal “Dr. Carlos J. Rodriguez” informa sobre  el género Hantavirus es de distribución mundial y pertenece a la familia Bunyaviridae que a diferencia de los otros grupos de esta familia no tiene vector artrópodo conocido.

En Argentina las zonas de riesgo de SCPH son: 1) Noroeste del país que coincide con la ecorregión de Yungas y en menor medida el Chaco Seco, 2) Noreste que abarca la selva misionera, 3) La región pampeana y el Delta del Paraná y 4) El bosque valdiviano en la precordillera patagónica. 

La enfermedad es considerada una zoonosis. La transmisión es a través de: 

1- Orina fresca de roedor, excremento, saliva y/o materiales de anidación que producen pequeñas gotas contenedoras de virus que entran en contacto con el aire: este proceso se conoce como transmisión aérea y es la principal forma de contagio. El contacto con el polvo contaminado puede producirse al efectuar la limpieza de viviendas, cobertizos o lugares cerrados que han estado abandonados o descuidados durante un tiempo. En el caso de la región andina, los practicantes del camping y senderismo son los más expuestos a contraer la enfermedad debido a la práctica de colocar sus bolsas de dormir directamente sobre el suelo o en refugios polvorientos. 

2- Transmisión interhumana: solo se ha visto con algunos genotipos (Sur y Bs. As) del virus Andes. Entre los años 1995-2008 solo el 2,5% de los casos fueron probablemente por este tipo de transmisión (Martínez 2010). Se sospecha que la transmisión es en la fase prodrómica o un periodo corto luego de comenzar con los síntomas y a través de secreciones respiratorias (Martínez 2005). También se ha encontrado el virus en sangre, orina y semen. En un estudio en Chile (Ferrés 2007) el 3,4% de los convivientes de pacientes con Hantavirus desarrollaron la enfermedad, siendo el probable factor de riesgo más determinante el de pareja sexual. Hay evidencia de transmisión intrahospitalaria (Wells 1997), principalmente a personal de salud, pero también horizontal.

3- Otras:

•  Mordedura de roedores.

•  Contacto directo con excrementos, orina y/o saliva de roedores y luego tocarse la nariz, la boca o los ojos.

•  Comer alimentos contaminados por excrementos, orina y/o saliva de roedores.

Síntomas:

Periodo de incubación: 9-12 días (habitual de 4- 42 días). En los casos de transmisión interhumana es de 20 días aproximadamente (Young 2000).

La enfermedad presenta una etapa prodrómica que dura entre 3-5 días y se caracteriza por fiebre de inicio súbito, escalofríos y mialgias a lo que se suma cefalea, náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea..

La fase cardiopulmonar clínicamente constituye un síndrome de distress respiratorio del adulto.

Medidas generales de prevención para la población general:

El hantavirus es muy sensible, por lo cual:

–   no resiste la luz solar,

–   las corrientes de aire,

–   los detergentes,

–   desinfectantes como el cloro y el alcohol.

Al ingresar a un lugar cerrado por tiempo prolongado, se debe:

–   Abrir ventanas y puerta (desde afuera) y ventilar por una hora.

–   Colocarse máscara N95, N99 o N100, además de indumentaria adecuada.

–   Rociar el piso con lavandina diluida en agua al 10%.

–   Realizar las tareas de limpieza que el lugar requiera.

–   Lavarse las manos al finalizar las tareas. La indumentaria debe ser de uso exclusivo para esta actividad.

Medidas a tomar en área endémica o en situación de brote:

–   Mantener la vivienda limpia para evitar la presencia de roedores, eliminando los elementos en desuso que puedan servir para la nidación de los mismos.

–   Evitar que los roedores entren o hagan nidos dentro de las casas sellando todas las rendijas de más de 0,5 centímetros de abertura, tanto en el interior como en el exterior, con materiales como mallas de acero, cemento u otro material resistente a la acción de los roedores, sobre todo en aquellos lugares donde se almacenan alimentos. 

–   Colocar las huertas y leñas lejos del hogar, en lo posible a 30 metros del mismo. 

–   No usar alojamientos cerrados que puedan haber sido infestados por roedores, sin antes ventilarlos. 

–   Acampar lejos de malezas y basurales. 

–   No dormir directamente sobre el suelo; si es posible, usar un catre de por lo menos 30 cm de altura sobre el suelo y de usar carpas que en lo posible deben tener piso.

–   Construir las bodegas o galpones de manera que eviten el ingreso de roedores y se ventilen permanentemente. 

–   Reducir las probabilidades de exponerse a materiales potencialmente infecciosos como roedores y sus madrigueras. 

–   Tener especial cuidado en la puesta en marcha de ventiladores y de aparatos de aire acondicionado cuyos filtros o conductos puedan haber tenido contacto con polvo contaminado,  roedores o excretas de los mismos. 

Informe realizado por: Dra. Mónica Rodríguez  

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