Por su deterioro en el perfil crediticio general, la empresa Arroyitense fue la peor evaluada en el país

Moody´s bajó la calificación de la deuda de Arcor que perdió su condición de «Triple A»

La firma de Pagani fue la empresa peor evaluada del país. La calificadora subrayó su alta deuda en dólares.

Esta vez no fueron opiniones de analistas ni versiones del mercado. La calificadora internacional Moody´s bajó la calificación de Arcor por considerar que la compañía de Luis Pagani esta demasiado endeudada en dólares en relación a sus ingresos, como anticipó en su momento LPO.

La calificadora empeoró la perspectiva de la deuda argentina y esto arrastró a provincias y empresas. Pero Arcor se llevó la peor parte. Fue la única compañía argentina a la que le empeoró directamente la calificación de su deuda, no ya la perspectiva.

Arcor perdió la categoría «Triple A» y vio su calificación afectada por su elevado endeudamiento en dólares, un dato estructural que en su momento reveló este medio y le valió un furioso comunicado de la compañía.

«Las calificaciones en escala global y nacional de estas compañías fueron afirmadas, a excepción de Arcor S.A.I.C., cuya calificación en escala nacional fue rebajada a Aa1.ar desde Aaa.ar», señaló Moody’s, al explicar porque sólo la empresa de Pagani había sido tan mal evaluada.

El mal momento de Arcor, símbolo del impacto de la crisis en la economía real

La calificadora explicó que la mala nota a la empresa de golosinas «se basa en el deterioro del perfil crediticio general de la compañía. En particular, el apalancamiento medido por deuda ajustada a Ebitda se incrementó a 4.2x en el año fiscal finalizado en diciembre de 2018, desde 3.7x en el año fiscal 2017, como resultado de la reexpresión de los estados financieros de 2018 y 2017 con la aplicación de la regla contable NIC 29 para economías hiperinflacionarias, la fuerte depreciación del peso argentino en 2018 y la alta proporción de deuda denominada en dólares estadounidenses de la compañía».

La calificadora explicó que la mala nota a la compañía de Luis Pagani «se basa en el deterioro del perfil crediticio general de la compañía. En particular, el apalancamiento medido por deuda ajustada a Ebitda se incrementó a 4.2x en el año fiscal finalizado en diciembre de 2018.

Moody´s también señaló que estos datos negativos se vieron complementados con otras realidades poco alentadoras «el perfil de liquidez de la compañía también se vio afectado negativamente por la depreciación de la moneda, y el efectivo a deuda a corto plazo disminuyó a 44% a diciembre de 2018, desde 63% en 2017».

La empresa viene de cerrar dos plantas en Mendoza, una en San Pedro y dar vacaciones forzadas a parte de su personal en Córdoba. Además tuvo que inyectar 1.000 millones en La Campagnola para compensar parte de sus pérdidas. La calificadora Fitch ya había advertido sobre la delicada situación que enfrentaban alimenticias como Arcor.

Un informe de Fitch le mete más presión a la deuda de Arcor

En el resto de las empresas calificadas sostuvo su nota, pero están advertidas de que pueden perder su calificación. En especial, las energéticas.

Así, pasaron a tener perspectiva negativa -aunque con calificación B1/Aa3.ar- las empresas Camuzzi Gas Pampeana, Distribuidora de gas Cuyana, Naturgy Ban, Metrogas, Empresa Distribuidora Norte, Empresa Distribuidora de Electricidad Salta. Una suerte similar corrió la perspectiva de la Empresa provincia de Energía de Córdoba e YPF (B2/A1.ar), la de Mirgor y la de Sullair (B2/A2.ar), la de Albanesi/Generación Mediterránea (B2/A3.ar); la de Raghsa (A3.ar y B2), la de Transportadora y la de Gas del Sur y la de Telecom y la de Hocim (B1/Aa2.ar).

Moody´s explicó que la peor perspectiva de las empresas energéticas obedece tanto a que estas empresas son dependientes  de Cammesa, como a «la incertidumbre acerca de la futura consistencia del marco regulatorio y la suficiencia de las tarifas en adelante». Una manera acaso de referirse a la posibilidad que el kirchnerismo regrese al poder.

Mala nota para el país

Este pesimismo o cautela acaso explica que pese a la baja reciente del riesgo país la calificadora de riesgo decidiera que no tenía espacio para mantener la perspectiva de la deuda nacional. Por el contrario, la bajó de estable a negativa, aunque la sostuvo con la calificación B2. Y resolvió que también debía bajar la perspectiva de las deudas subsoberanas (provincias) y las de empresas aseguradoras.

Es que la agencia calificadora no considera que las provincias y municipios queden exentos del ajuste que deberá seguir haciendo en 2020 el gobierno nacional para alcanzar el equilibrio fiscal. Esto, más el riesgo de devaluación con elevados porcentajes de endeudamiento en moneda extranjera, fueron los principales factores enunciados para la baja de la perspectiva.

«Moody’s considera que el aumento de la incertidumbre en torno a la continuidad de la consolidación fiscal necesaria para restablecer el acceso a financiamiento del soberano y el riesgo de cambios en las políticas públicas a nivel federal podrían desencadenar una fuerte volatilidad de mercado y presiones en el tipo de cambio que podrían presentar riesgos sistémicos importantes para los subsoberanos. Asimismo, la perspectiva negativa de Moody’s del sector incorpora nuestra expectativa de que, para lo que resta del año y 2020, los subsoberanos se verán afectados negativamente por el desempeño económico, los esfuerzos de consolidación fiscal y un mayor ajuste en la política monetaria del soberano».

Cabe aclarar que las calificadoras siempre «llegan tarde». Sus revisiones de calificación y de perspectiva se dan cuando ya muchos indicadores -como el riesgo país o los seguros de default- han disparado las alertas. Y es que si bien el riesgo país está lejos de los 1000 puntos básicos que tocó en abril, cerró este miércoles en 785 puntos y no da signos de estar acercándose a los 700 puntos.

En este nivel de riesgo país, los bonos continúan en la franja de «bono basura», o como resumieron más elegantemente los analistas de Balanz Capital, constituyen una apuesta de «a todo o nada». En el lenguaje técnico de Moody’s, la calificación B2 es «no prime», lo que indica que su repago no es seguro.

Fuente: La Política Online

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