*Por Laura Berardo, docente aplicadora de la Evaluación Nacional Aprender 2016, en la Escuela Dr. Dalmacio Vélez Sársfield.
Por estos días, las escuelas primarias y secundarias de nuestra ciudad y de todo el país están siendo partícipes de la Evaluación Nacional Aprender 2016, operativo organizado por el ministerio de Educación y Deportes de la Nación, que reemplaza al Operativo Nacional de Evaluación (ONE), el cual se realizaba desde 1993, cada tres años.
La finalidad de la propuesta del Aprender 2016 es, según las autoridades educativas, «relevar información oportuna y de calidad sobre los logros alcanzados y los desafíos pendientes del sistema educativo. Los resultados permitirán brindar orientaciones que contribuyan a la mejora continua de los aprendizajes y a una mayor equidad, para planificar políticas que optimicen la calidad educativa» (La Nación – Lunes 17 de octubre del 2016).
Para cumplir con la dicha finalidad, se evalúa de manera censal a todos los alumnos de 6º grado del Nivel Primario y de 6º año del Nivel Medio de todo el país. Además, el operativo intenta tomar una muestra de 3º grado de la escolaridad primaria, y de 3º año de la secundaria, evaluando, sólo en algunas escuelas, a los alumnos que cursen en esos niveles. Es por eso que hoy, martes 18 de octubre, la jornada escolar tradicional arroyitense se vio modificada por la ejecución del operativo, asistiendo a la escuela sólo aquellos alumnos que iban a ser evaluados, y todos los docentes, quienes participarían de una capacitación en sus respectivos lugares de trabajo.
Si bien es cierto que estas pruebas de carácter censal a nivel nacional, no son una novedad para nuestro sistema educativo, ya que se realizan desde el año 1993; el antiguo operativo ONE y el Aprender 2016 se diferencian bastante en cuanto a la metodología de aplicación. Con gusto, quienes transitamos por las aulas, nos hemos sentido incluidos en la propuesta de este año. Desde el mes de agosto, directivos y docentes hemos recibido información y capacitación para ser los ejecutores del operativo, como “veedores“ y “aplicadores”, respectivamente. De esta manera, el directivo de cada establecimiento educativo asume la responsabilidad de ser el “veedor” para que el proceso evaluativo cumpla con las pautas estipuladas desde la capacitación; y los docentes, designados por cada institución, son los “aplicadores” de dichas evaluaciones, no en la escuela donde trabajan, sino en otra cercana, promoviendo un intercambio de educadores entre las instituciones educativas.
Además, los mismos maestros han sido los encargados de llevar adelante un proceso previo de “sensibilización” en sus respectivas escuelas, entre sus pares y con los alumnos. Dicho proceso consistió en informar a todos los miembros de la comunidad educativa sobre la realización del operativo, así como también capacitar al alumnado en la metodología de evaluación, ya que las pruebas realizadas corresponden al sistema “múltiple choice” (opción múltiple), el cual no suele ser muy utilizado por todas las escuelas de los niveles primario y secundario. Es por eso que, en la mayoría de las aulas de nuestro país, se ha venido trabajando, durante las últimas semanas, con esta propuesta; motivando a los alumnos a la realización de la evaluación, incentivando la responsabilidad que deben aplicar en su ejecución, practicando la metodología con propuestas similares en las diferentes áreas, que el propio ministerio de Educación diseñó para tal fin. De esta manera, y a través del proceso de “sensibilización” llevado a cabo en las escuelas, todos los actantes estaban al tanto de su función.
Otra de las características distintivas del operativo es que los alumnos no sólo son evaluados en cuanto a sus capacidades y conocimientos en las diferentes áreas (Lengua y Matemática para el Nivel Primario; y Matemática, Ciencias Sociales, Lengua y Ciencias Naturales para el Nivel Secundario); sino que también deben responder un cuadernillo en el cual, en forma anónima, se indaga sobre algunos aspectos individuales y sociales del estudiante que hacen a su vida personal, familiar y escolar, y que seguramente, repercuten en su rendimiento. También el directivo “veedor” de cada escuela y un docente de ese establecimiento, designado al azar, deben completar un cuadernillo con preguntas referidas a las particularidades propias de cada institución educativa.
Elena Duro, secretaria de Evaluación Educativa de la Nación, recalcó en el diario La Nación que «no habrá rankings de escuela y tampoco habrá recompensa a quienes hagan una mejor evaluación». Así como también afirmó que «el paso siguiente a la evaluación es trabajar de una manera constructiva para devolver los datos a las escuelas…”.
Quienes transitamos por las escuelas diariamente, y toda la sociedad en general, es consciente de que nuestro sistema educativo requiere múltiples reformas, y que la realidad educativa que deseamos para nuestros niños y jóvenes dista mucho de lo que observamos a diario en las aulas. Nadie sabe si las estadísticas y los resultados del Aprender 2016 tendrán el fin que todos estamos esperando. Hoy nos desayunamos con una polémica que pone en tela de juicio al operativo, cuyo desarrollo ha debido modificarse por el paro al cual adhiere el gremio docente cordobés. También nos hemos enterado de que algunas preguntas de las evaluaciones se filtraron por las redes sociales, desprestigiando la seriedad del desarrollo del operativo. Una vez más, la educación argentina se ve manoseada, politizada, polemizada por la sociedad; y quienes formamos parte de este sistema estamos en medio del meollo, deseando, más que todos, una mejora para esta realidad educativa. La tarea pedagógica exige de nuestro trabajo y de nuestro optimismo, sólo así podremos enfrentar el futuro de la educación, el tiempo dirá qué fue lo mejor.