Anoche, una vecina de nuestra ciudad atendió una llamada en su teléfono fijo; antes de hacerlo nunca se hubiera imaginado el desenlace. Del otro lado, una voz femenina llorando le dijo: “mamá me asaltaron, no sé dónde estoy, tengo la boca lastimada, me tienen cuatro tipos”. Luego se hizo oír una voz masculina que amenazaba con matar a su hija si colgaba el teléfono, al tiempo que le solicitaba que apagara su celular. Si bien la víctima sospechó que podía tratarse de un secuestro virtual, ante la imposibilidad de confirmar el paradero de la joven, la mujer terminó accediendo a la entrega de dinero y alhajas a solicitud de el o los malviviente/s.
De acuerdo a sus palabras, la Policía se mostró sorprendida porque, según le expresaron, su caso «es el primero que se presenta en la ciudad».
Ella advierte que, si bien prefiere no dar a conocer su nombre, quiere alertar a la población a que permanezca alerta ante este tipo de situaciones.
A continuación, reproducimos el relato completo en primera persona de esta vecina, que vivió minutos de profundo terror:
«En la madrugada del (jueves) 24 de marzo, estando sola en mi casa (Gral. Paz, entre Roque Sáenz Peña y Rafael Núñez de la ciudad de Arroyito), recibo una llamada al teléfono fijo. Cuando atiendo me habla una mujer llorando, haciéndose pasar por mi hija de 21 años, diciéndome que la han asaltado, que no sabe dónde está, que tiene lastimada la boca, que la tienen cuatro tipos, y que uno de ellos continuará la conversación conmigo. La situación se presentó como creíble ya que mi hija no se encontraba en casa y por trabajar en una empresa dedicada a la organización de eventos el horario del llamado coincidía con el de su salida del trabajo.
Bajo amenazas constantes de que mataban a mi hija si los desobedecía tuve que entregarles pertenencias (dinero en efectivo y alhajas) arrojándolas a unos metros de mi casa, en el cordón de la vereda, al lado del Punto Verde N° 3. Por el lugar pasó un vehículo a retirar los efectos que me habían solicitado.
Permanentemente me mantuvieron en línea, pidiéndome que apagara mi celular y no conforme con ello, que lo rompiera. Al tener que estar siempre en el teléfono contactada con los secuestradores no me dieron chance de verificar la situación de riesgo de mi hija. Si bien en más de una oportunidad intuí que podría tratarse de un secuestro virtual, también tenía el margen de duda de que mi hija estuviera realmente secuestrada. Esto último motivó a que accediera a la entrega arriba mencionada.
Por suerte a mi hija no le sucedió nada, pero lograron el cometido que era llevarse dinero y pertenencias.
Quiero difundir lo que me sucedió para alertar a la población, para que pueda tomar los recaudos necesarios y así impedir que esta gente logre su propósito.
Según personal policial mi caso es el primero que se presenta en la ciudad, por lo que les resultó muy extraño lo sucedido.»